San Blas Panama . Kuna Yala _ Llegada accidentada al paraíso. (I)

Esta es la primera parte de mi aventura en San Blas Panama.

El Sr. Augusto Preciado quedó en recogerme a las 6:30 de la mañana en la puerta de mi casa en Panamá city. Bueno, la casa de Carolina que me estaba acogiendo un par de semanas, para ser exactas.

Lo había telefoneado la noche anterior, por recomendación de  Blas, un indio kuna que conocí en la inauguración de una exposición. Blas, miembro del congreso kuna, que habitaba en la ciudad, me dio la clave y todo lo necesario para mi viaje a Kuna Yala de la forma mas barata y auténtica posible. 

Kuna Yala es un archipiélago formado por 365 islas, una para cada día del año, que se alargan frente a la costa caribeña de Panamá, pero también llega a territorio colombiano, conectado a través del «Tapón de Darien».

Es un territorio independiente, gestionado por su propio pueblo al margen de las leyes panameñas; derecho que se ganaron tras su victoria en la revolución de 1925. Tienen ciertas características que lo hacen único y especial como comunidad indígena. En su expresión corporal, se observa el orgullo de un pueblo: columna vertebral extendida y mentón desafiando el aire, orgullo por haber derribado todo intento de sometimiento, desde los españoles a los mismos panameños. Se han ganado la autogestión de su territorio, es un pueblo orgulloso, y eso se nota. Acostumbrada, como estoy, a ver en cualquier parte de Latinoamérica a la comunidad indígena aplastada y reducida a la mendicidad y al alcoholismo, este cambio de actitud es llamativa. Bravo por ellos.

También son sorprendentes dos datos sobre la comunidad guna que nos dan una medida de su tolerancia: es un hecho comprobado cientificamente que entre ellos se da el mayor índice de personas albinas del mundo. ¡Del mundo!, y les llaman «hijos de la luna»….¡que belleza!. Por otro lado, tienen una palabra especial para los homosexcuales («omegit») los cuales están perfectamente integrados, y en absoluto excluídos del grupo.  Dos indicadores socio-culturales, que nos dicen mucho de los valores de un pueblo.

Viaje a Kuna Yala, Panamá. Sonsoles Lozano

Pescando, cosiendo molas y recogiendo cocos, se pasan la vida.

Yo me empeñé en llegar de forma mas alternativa, barata y genuina, sin el paquete clásico que te ofrece cualquier hostal o agencia de la ciudad, que incluye: llegada en 4×4, lancha  a la isla que elijas previamente y alojamiento.

La verdad que no resultaba fácil salir de este circuito, ya que la carretera que comunica el territorio guna con la ciudad de Panamá, el llano de Cartí, es transitable solo desde el 2011. 

Además, los coches convencionales o autobuses y camiones tienen prohibido el paso. Vamos, que no hay forma de llegar en transporte público.

O se paga el paquete entero, o se tiene el nivel económico para llegar al aeropuerto privado de la isla Porvenir, o te buscas la vida, como hice yo.

Puntual como un clavo- para mi sorpresa, porque en estas latitudes la puntualidad pareciera pecado- allí estaba esperándome un coche blanco en la puerta del edificio «Las Marquesas», en la Calle 50.

El coche estaba cerrado, y los cristales oscuros- tan característicos en Panamá-, me impedían ver el interior. De una de las ventanas salió la cabeza de Augusto y me dijo que esperara un momentito. Un momentito que se hizo eterno allí plantada fuera a falta de un café.

Finalmente me abrió la puerta. Al entrar me encontré con una chica mulata y su compañero, ambos de rasgos antillanos, una chica rubia medio dormida oculta tras unas gafas de sol, y dos señoras extranjeras hablando entre ellas en inglés sobre mí. Una era muy elegante, la otra venía a ser la gemela de Karmele Marchante, pero en Gringa.

– «She looks cute and nice, don,t worry»- le decía Karmele a su amiga

– «Good morning. Do you have any problem with me?»- pregunté. Ellas parecieron sorprendidas.

– «Not at all! Do you speak english?»- me preguntó la señora.

– «Yes, of course»- respondí.

Y aquí comienza a explicarme el motivo de su enfado y el porqué del retraso. Ellas habían contratado un viaje privado, cuyos guías eran la pareja Rosy y Antonio, en un coche sólo para ellas. Y claro, ¡aparezco yo de pronto!.  Pero amigas, esto es Latinoamérica, la improvisación y los planes cambiantes es la constante de cada día, parte de la idiosincrasia de estas tierras.

Si ayer te dijeron que serían 40 dolares, hoy serán 60. Si ayer te prometieron que hoy traerían pescado, hoy comerás carne. Esta mañana dijeron que iríamos a Jupiter, pero finalmente la «vaina» se desvió a Saturno, man.

Traté de calmarla y hacerla entrar en razón con estos mismos argumentos, pero una vena arrogante de gran señora nacida en Hamburg, con residencia entre L.A y México se imponía con madera de lider. Aún así, su exquisita educación se esforzó por tratarme bien y hacer del viaje conjunto un lugar placentero.

Yo por mi parte, saqué mi artillería pesada: la simpatía y mi cultura. Gané la batalla bastante antes de la mitad del camino. En la parada del café, Gigi y yo ya estábamos contándonos la vida.  Y aquí vino una de las grandes sorpresas del viaje: su nombre era Gigi Hancock, señora del gran jazzista  Herbie Hancock. Se celebraba el Jazz Festival 2013 en la ciudad de Panamá como cada año, así que por unos días la creme de la creme del mundillo del jazz estaba concentrada por allí, y por lo que veo mientras los músicos se quedaban ensayando, sus acompañantes y familiares preferían visitar el paraíso.

Su amiga era Sarah Dupont, activista medioambiental muy reconocida en la protección del Amazonas, labor infinitamente mas meritoria que la periodística de Karmele. Y la chica que dormitaba todo el camino,- como buena brasileña-, era Mariana Monticelli, hija de la segunda esposa de Wayne Shorter, gran saxofonista.

La segunda parte del viaje, ya recorriendo las pronunciadas y cerradas curvas del Llano de Cartí, que de llano no tiene absolutamente nada, fue un infierno. Tuvimos que parar cada poco porque yo no paraba de vomitar. Gigi me cuidó con mucho cariño, pasandome toallitas refrescantes por el cuello, dándome agua y chicles. El grupo tuvo mucha paciencia y es algo que agradezco.

Tras recuperarme, terminé aceptando la invitación de acompañarlas por dos días con los gastos pagados, en calidad de traductora entre el grupo y los locales. Gigi no se entendía con Roxy la guía, cuyo inglés a veces era tan divertido como surrealista, y tanto a mí como a mi bolsillo le sentaron genial la invitación.  Viaje al paraíso en compañía VIP. ¿ Quien se resistiría?

Viajar a Kuna Yala no es barato precisamente, el precio por la protección del paraíso es caro y confuso. Hay que pagar el ingreso al territorio,-un arancel en toda regla-, la lancha entre isla a isla, el ingreso a cada una de las islas que se visiten, alojamiento y comida, a precio en dolares de ciudad.

Suma y sigue. El paraíso tiene un precio.

Siento no tener fotos de esta primera parte del viaje, pero entre el madrugón, el malentendido y la vomitera, no hubo ocasión ni tiempo de tomar fotos del viaje en coche.

Pero una vez que llegamos al embarcadero de donde salen todas las lanchas a la isla que hayas apalabrado o contratado, tuve la energía y el buen ánimo para empezar a captar momentos.

 

Viaje a Kuna Yala, Panamá. Sonsoles Lozano

Embarcadero a Guna Yala. Aquí vi la luz al final del túnel 😉

Viaje a Kuna Yala, Panamá. Sonsoles LozanoEste es Chiqui, el que sería de principio a fin mi conductor de lancha durante toda la estancia. Aún cuando me despedí de Gigi, Sarah y Mariana a los dos días, y seguí sola mi aventura, Chiqui fue mi chofer privado, bueno semi-privado, ya que pocas veces fuí sola en esa lancha.

Mariana y Gigi con Chiqui, camino de Isla Porvenir.

 

La lancha se puso en camino y con el agua salpicándonos en la cara nos introducimos en territorio sagrado, camino de la Isla porvenir, donde Gigi y su grupo había reservado cabaña.

 Desde el primer momento, empecé a alucinar con el paisaje: esas islas salpicando el océano como pecas en la cara, el azul indescriptiblemente transparente de ese agua y la guasa de Chiqui. Parecía gaditano, le faltaba decir «illo» intercalado entre frase y frase. 

 Llegamos a Isla Porvenir de tarde, y lo que más me llama la atención es la pista de aterrizaje que cruza la isla.

Cuando aun no se había construido la carretera que comunica por tierra Kuna Yala a Panamá, la única manera de llegar, para un extranjero, era en avión bimotor hasta el mini aeropuerto que hay en la isla. Y el precio no era para mochileros. Básicamente es una pista de aterrizaje que parte la isla en dos: la zona de alojamiento para turistas, con cabañitas y chiringuito para comer, y la otra zona donde cada día un gran numero de mujeres kunas se sientan a vender su mercancía.

También hay un pequeño museo con tejado de cañizo, donde se muestran fotos y objetos de la cultura de los indios kuna

Desembarcando en el aeropuerto de Isla Porvenir

 Hice una primera rueda de reconocimiento mientras Roxy se aclaraba con el dueño sobre las habitaciones y la distribución.
Niños sonriendo y jugando es la constante en todos los viajes, como el cambio lo es en el universo. Eso sí, pronto descubrí que las mujeres kunas no se dejan fotografiar y que su rostro expresa como un enfado permanente. Luego comprendí que es más orgullo o timidez que enfado. Ellas son las que más guardan las tradiciones, además son las que cosen las molas, base de la economía del territorio. Orgullo por saberse portadoras de una cultura que permanece intacta a pesar de los continuos ataques a su etnia.  

Más adelante, tuve ocasión de presenciar y disfrutar su gran sentido del humor. Atentos que lo contaré proximamente.

Pero los niños siempre, siempre, sonríen.

Esta es la versión caribeña de la cabaña del Tio Tom.

Gente tumbada, sentado o reflexionando en hamacas es el pan de cada día y cada hora.

La isla se rodea caminando en 20 min, no más, y este azul constante te acompaña en cada paso.  Pero supongo que es lo que tiene vivir cada día, desde tu nacimiento, en este lugar: que te inmunizas a la belleza del paisaje al igual que un médico a la enfermedad,  y se ven imágenes como estas.

Lo de la basura y preservar el medio, no lo llevan muy bien. 

Pero si esta imagen indica marranería y falta de conciencia, esta otra es directamente surrealista.

 Si estaban necesitando muebles nuevos para su oficina, en Kuna Yala los sacan a la arena.

Volví al campamento base al olor de algo, y atravesé de vuelta la pista de aterrizaje donde el atardecer estaba en su punto álgido.

Viaje a Kuna Yala, Panamá. Sonsoles LozanoDe pronto entre la luz, el hambre y el palmeral tuve una visiòn  tipo Miami Beach….o lo que quiera que Miami Beach sea en mi imaginación. En Miami estuve de pequeña con mi hermana, por un par de días, camino a Disney World Orlando, y tan solo recuerdo un mural gigante de la calle que salía en los créditos de «Corrupción en Miami», y un palmeral con unos colores tal que así.

Cuando llegue me estaban esperando, así que no me atreví a pedirles que me dejaran hacer fotos, ir por el trípode y toda la «vaina». Si que he querido enseñaos lo mas importante de esa cena: la botella de vino español que Sara se tenía guardada para la ocasión.

¿No me digáis que no es un poco Karmele Marchante?

Y llegó la hora de dormir. Esta habitación nos tocó a Roxy, Antonio y a mí, acompañados por nuestros vecinos, que se sentaron con un equipo de música portátil justo en la puerta.  Noche animada hasta que se les acabó la cerveza.

Menos mal que las mosquiteras evitaron la otra lucha: contra los insectos.

Datos de interés en San Blas Panama

Duración del trayecto entre Panama city y San Blas :  3 hr. en coche.

Precio: Lo que me ofrecían eran unos 80 $, que incluye el coche de ida y vuelta de Panama a Kuna Yala, el arancel de entrada, y algo de un impuesto de gasolina. Transporte en lancha aparte, que de hecho suele salir lo mas caro.
Pero…siempre hablando con la gente, y sin miedo al regateo, se puede conseguir que por unos 50$ además de todo eso, te lleven en lancha.
Si quieres que te pase mi contacto directo, escríbeme. 😉
La entrada a cada isla se paga de manera individual: 1$

Alojamiento: 5 $ por acampar, 15/ 30 $ cabañas. Normalmente incluyendo todas las instalaciones que hay en cada isla.

 

la seunda parte continua en San Blas Panama . Guna Yala _Langosta frescas y cocos dulces.

Dia 1. Vocabulario Guna.

 An_ Yo

Nuegambi_ Gracias.

Degite_ Hola

Omegit_ Homosexual

Igibe nuga_ como te llamas?

 Y por supuesto me quedó claro que soy una «dulega», o sea española.

 Vayan aprendiendo porque cada palabra les abrirá muchas sonrisas.

 

Si te gustó la entrada, no te la guardes en el saquito, mejor compártela maldito!

Buenos dias, buenas tardes, buenas noches.

Son.

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

4 comments Add yours
  1. Hola,
    me gustaría visitar Guna Yala en agosto y voy un poco perdida con tanto blog y páginas web. Tu post es el que me ha parecido más claro y me pregunto si me podrías echar una mano.

    Te dejo aquí mi email, muchas gracias!!!,

    valle.anpa@gmail.com

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