Sali a recorrer Glasgow sin mapa, sin rumbo, y con un «regenponche» alemán para la lluvia. Dos de agosto, ¡un tiempo de lo más veraniego sin duda!. ¿Pero que sería de Escocia sin su lluvia?, pues sería como una feria sin rebujito, como un ceviche sin pescado, como un cantante sin voz, como Pablo Iglesias sin coleta…En fin, que se le perdona la lluvia porque el contexto lo exige. Estaba donde tenía que estar y como debía de ser.
Lluvia sobr el puente Tradeston, aunque se le conoce popularmente como el ‘Squiggly Bridge’ debido a las sombras o «garabatos» que proyecta normalmente… en días con sol.
Salí de casa de los chicos, que se encuentra al sur de la ciudad, en dirección centro. Aurora me había comentado que hacia arriba se encontraba el area universitaria y que la zona era muy bonita, así que sin prisa ni pausa comencé mi exploración del paisaje de Glasgow.
Al viajar las comparaciones entre lugares y ciudades son inevitables. Viniendo de Berlín, una ciudad destrozada un 90% tras los bombardeos del año 1945, no estoy tan acostumbrada a esa imagen de «Europa, el viejo continente», Berlín es una ciudad que apenas cuenta con edificios antigüos y cuya arquitectura, aunque muy variada, no suele pasar de los 70 años. Así que en Glasgow comencé a flipar un poco con sus edificios «viejos», como si nunca hubiese recorrido nada de Europa.
Pero a pesar de estas diferencias, a veces y por sorpresa, Glasgow se convertía en Berlín.
Río Spree con el parque abandonado de Treptowpark al fondo, y los clásicos edificios de estilo comunista a la derecha.
Llegué al centro y encontré todo lo que era previsible en cualquier «centro» de ciudad europea: McDonalds, Starbucks, H&M, Zara, Primark, bancos, cajas de cambio, etc… Encontré como la previsión se cumple con esa minuciosidad que la tiranía del consumismo hace posible. Solo hay una capital europea donde una persona debe desplazarse lejos del centro para acceder a la zona de compras: Berlín…¿o debería decir Berlín occidental?.
Aún así encontré varios «localismos» de lo más curiosos.
Debo admitir que a mí este tipo de ambigüedades me ponen….
Un tipo con falda, una tipa con carácter….me pone,no te digo como me pone.
El puesto de hotdogs y hamburguesas: Camp Cooks.
El juego de palabras entre «cooks» y «cocks» no hace de este puesto algo inocente. 😉
Despúes pasé por la Galería de arte moderno donde tuve el placer de comprobar como el arte puede ser una epidemia que se traspasa a las personas aéreamente.
Personas que imitana a las esculturas.
Me entró hambre y tenía claro lo que había que comer si de gastronomía nacional se trataba: fish and chips.
Nací en una ciudad del mar mediterraneo…de pescado fresco y bien cocinado no me van a enseñar mucho. Sinceramente no creo que tengo nada que aprender de una gastronomía que embadurna el pescado con salsas imposibles, matándole así el presunto sabor que pueda tener. Sobre la forma de empanar y freir el pescado ya ni hablemos. Que si, que estamos en un país donde se come fatal, pero había que hacerlo, y sinceramente tampoco es que sea una tortura, todo tiene su encanto. El sitio en cuestión también.
Señora con cara de haber comido demasiado fish and chips.
Cuando salí llovía a cantaros, aun así me gustaba y le encontré al gusto. Debo tener una vena sadomasoquista desarrollada en multiples formas, no sexuales. Una de ellas es mojarme en Escocia hasta la tirilla del tanga y aún así sonreir.
No dejé de caminar. Fuí a la parte alta de la ciudad sin contar con mapa exacto, ya que debido a la lluvia se había convertido en una pasta de papel en mi bolsillo. No es algo que me preocupe, solo el hecho y acto de andar es un plan en sí mismo. Y si no lo es, ¿ a quien le importa?. En este momento había otra cuestión que había captado totalmente mi entusiasmo: las cuestas.
vengo de una ciudad completamente plana. Así que la pura contemplación de una inclinación en el terreno me tenía absorvida. Ni te cuento cuando subí una empinada y se me resintieron los gemelos…¡fascinante! Reencontrarte con pequeñas sensaciones que un día fueron cotidianas, pero se perdieron y las olvidamos en la espuma de los días, es maravilloso.
Arri
Aquí di a una zona muy bonita que pertenece al área universitaria: Kelvingrove Park.
Vistas de la universidad desde el parque Kelvingrove.
Lord Frederick Sleigh Roberts también se moja lo suyo.
Edificio de la universidad al fondo, localizado por este soldado en servicio de exploración.
Pero todo tiene un límite. Pase que tenga mojada desde la tirilla del tanga a la corva, pero cuando se te mojan totalmente los pies, ya no hay vuelta atrás amigos. Bueno si, por eso yo me di la vuelta y me encaminé a casa…aun me perdería y tardaría lo mío en llegar. Aurora estaba preocupada, pero yo solo estaba mojada.
De la que bajaba, ya con la cámara guardada, me crucé con este estilismo escocés para lluvia, que me encantó por el color vivo y el swing de sus «volantes». Solo tuve tiempo a poder sacar una foto de espaldas, pero es suficiente. Ese color verde contundente inundando el lado izquierdo de la imagen me despierta algo positivo en la mente que no soy capaz de describir.
La última imágen que tomé en el camino de vuelta es un resumen de aquella jornada: agua, arquitectura y reflejos de una cultura.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches.
Viajad viajad malditos.
Sonsoles Lozano.
Son, these pics are truly amazing!
Thanks Riru. You always my big fan! 🙂
Genial! Me encantó leerte y buenas fotografías sobretodo la del artista callejero que dime tú si no se parecen a este otro artista y viajero (www.alanxelmundo.com) para que lo veas y compares. Con tu permiso, se lo compartiré a él para que se vea en Escocia jejeje, a mí se me parecen mucho :O Un saludo
jejej, si se le da un rollo!! No conocía el blog de este tipo…que personaje! 🙂 Un saludo Isa!
Me han apetecido infames fish and chips.
jajajajja, normal! Esque tienen mucho rollo, con su aceiteo y todo..:)