Reflexiones viajeras_ Lo «peor» después de viajar por el mundo.

Que viajar, así como nos gusta movernos a los viajeros, es cosa de valientes, te lo puedo asegurar.  Como viajera dando vueltas al globo hace ya muchos años, tengo sensaciones opuestas e intensas que quisiera compartir hoy con todos vosotr@s en esta reflexión viajera. Pensamos en el valor necesario para coger una mochila por primera vez en la vida, nos da miedo el viajar sin nadie, la soledad que pueda venir,los peligros a los que nos tendremos que enfrentar, etc…un montón de cosas. Eso forma parte de las Pre-ocupaciones, luego durante el viaje ya estas ocupado sin el PRE, y no hay nada que pensar, te das cuenta que más de la mitad de las cosas que te inquietaban son productos de la imaginación y de los prejuicios sociales. Para mí, los verdaderos obstáculos, que pueden llegar a calar y modificar tu vida para siempre y de forma irreversible, no vienen antes o durante el viaje, vienen después, esto es el Post-ocupamiento.

Sensación de no pertenecer a ningún sitio y a muchos a la vez.

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«Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es» . Borges.

Tras viajar a muchos países, conocer y conectar con otras culturas, formas de vida y pensamiento, el esquema mental local que traía de serie comienzó a desdibujarse.Me di cuenta que hay muchas diversas maneras de hacer las cosas, no sólo la que me enseñaron y di por válida. Te das cuenta que las etiquetas que nos inventamos para clasificar el mundo y las personas- normalmente según su aspecto exterior- no son válidas porque todo es mucho más complejo y lleno de matices. Sólo sirven para clasificar y creernos que nuestro código de valoresy pensamientos es el válido, el único, el auténtico. Para muchas personas en el mundo esto constituye un pilar en su sentido de seguridad. Las cosas, y mucho menos las personas no son blanco o negro, hay una gama de grises maravillosa entre medio.  Aprecias otra manera de cocinar una tortilla, y tras escuchar a un pescador de Chile hablar sobre la vida te das cuenta que los filósofos no sólo están en los libros de texto y que el bagaje cultural no se demuestra con un título universitario en la pared. Vas dejando un cachito de corazón en cada lugar donde vives, por donde pasas,  en cada persona que te abre la puerta de su casa, en cada mirada que te trasmite una sensación, en cada brazo-blanco, negro, amarillo, mulato,-que te abraza, en cada conversación sobre el mundo que queda como una semilla en el universo por el resto de la eternidad., en cada comida cocinada y compartida, en cada paso.  Tu identidad ya no es monofocal y estática, al contrario: se proyecta como un caleidoscopio y es dinámica por naturaleza. Lo reconoces, lo abrazas como un tesoro, porque sólo los que vivimos esa sensación sabemos de su grandeza, aunque no voy a negar que en muchos días produce mucha inquietud. La luz ciega, y a veces es molesto. Estamos ante lo que los psicólogos llaman el choque cultural inverso, algo estudiado y analizado, común a muchos viajeros y/o a personas que han tenido que irse a vivir a otro país. Sabed que no estamos solas y que muchas nos sentimos así!. Es importante estar conectado a unas raíces. Yo por ejemplo me siento mediterránea a tope y con eso me basta para reconocerme y no caer en ningún abismo. El acento, la gastronomía, el clima y el Mediterráneo que acompañó toda mi infancia y ahora me observa mientras escribo este post; ese es mi origen, mis raíces. Luego vuelvo y me hablan de banderas, arengas patrióticas propias de los sistemas autoritarios, y del orgullo por la tierra ( ahh no, ellos no dicen tierra, dicen país), y que si no quieres la bandera no quieres a tu tierra y no se qué más sandeces…y los miro con condescendencia, por no dejar escapar la profunda tristeza que me produce sus vidas. Aunque la mayor tristeza viene cuando te das cuenta que te están exigiendo ser la misma persona de siempre, y tu sabes que eso nunca más será posible. Ahora soy otra.

Adquirir conciencia del tiempo, de la vida, y por tanto de la muerte.

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Hacer planes para el futuro

Es como ir a pescar en el cauce seco de un torrente.

Nada sale jamás como hubieras deseado;

Renuncia, pues, a todos tus proyectos y ambiciones.

Si has de pensar en algo,

que sea en la incertidumbre de la hora de tu muerte…

( Libro tibetano de la vida y la muerte)

Me pasa que tomo mucha más conciencia del tiempo vital cuando comienzo a calcular la cantidad de lugares que me quedan por visitar en el mundo y hago una estimación de los años que me hacen falta para lograrlo. Es como una colleja bien dada que me despierta la conciencia de golpe. Somos mortales, carpe diem. Dice la filosofía tibetana que cuanto antes descubras y tomes conciencia de la muerte, antes comenzaremos a vivir una vida con sentido real, y tomarla tal como es: un transito hacia otro estado. Tener como fin ser el más rico o el más guapo del cementerio se vuelve de un absurdo insoportable en mucho casos. Angustia si, pero también iluminación. La vida es un viaje per se, así que hasta que llegue la hora de partir a ese destino desconocido….viajemos!

Quizá este punto no sea tanto un efecto de viajar, como de ir cumpliendo años, o quizá una combinación de ambos a la vez. No sé! Algo que añadir?

* Recomiendo en este punto leer: «Siddharta», Herman Hesse.

Terminarás detestando los  medios de comunicación y amando, más si cabe, los libros.

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«Un pueblo ignorante es fácil de gobernar». Che Guevara

«Un pueblo educado es un pueblo libre». Kant.

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Abres el periódico: «Que malos son TODOS los musulmanes». Enciendes la Tele: «Si vas a Colombia te meten droga en la maleta SEGURO«. Coges otro periódico: «mochilera violada en Asia, viajar como mujer es PELIGROSO».  Ya sabéis a que me refiero. Y luego sales al mundo, con tu mochilita, tus ilusiones pero también inquietudes, metidos en el cuerpo tras haber estado inmersa en esa cultura del miedo y del terror a la que se dedican, en cuerpo y alma, los medios de comunicación en complot con los gobiernos. A la sociedad hay que tenerla sedada, calmada, aterrorizada para que no se lance a ninguna aventura…es mejor así.   Como decía, sales, y comienzas a darte cuenta que aunque el mundo efectivamente no es un mundo de rosas, y en el viaje pueden suceder situaciones imprevistas, el mundo no es como lo pintan en los medios. Mi experiencia con los musulmanes es maravillosa, no hay pueblo que tenga un concepto más increíble de la hospitalidad como la comunidad árabe alrededor del mundo. Y vas a Colombia y nadie te mete droga ni en la maleta ni en el sobaco, y al contrario, conoces a un montón de «parceros» bien «bacanos» con los que disfrutas de comer patacones y beber café. Y así con absolutamente todos los destinos del mundo. Luego enciendes la tele, y tienes que salir corriendo para que toda la sarta de mentiras y sandeces que dice no te contagie como un mal virus.

Cambio radical en el sistema de valores. 

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«Lo importante es no dejar de hacerse preguntas. La curiosidad tiene su propia razón de existir.» Albert Einstein

Tras viajar ya no soy la misma que salí de casa hace casi 20 años, de mi burbuja, de mi trampita invisible, de mi nido, de mi sistema de valores. Al volver, la sensación es chocante, porque ya no te sientes identificada con lo mismo de antes, ya no te ríes de las mismas cosas, ya no te tragas las mismas…chorradas!  Es una sensación chocante, porque hay dos fuerzas chocando una con la otra: la fuerza de lo conocido, lo familiar, a lo que te agarraste siempre, y la fuerza del nuevo conocimiento adquirido, un nuevo sistema de valores que has descubierto en ese caminar por el mundo. Os quiero poner un ejemplo muy personal y que me ha tocado de lleno en los últimos meses. Nací en el sur de España, en una pequeña ciudad de provincia, donde el hablar de la vida del de al lado es lo más normal del mundo. Comentar aspectos de la privacidad, apuntar características del vecino, etc, son pautas normales de comportamiento, el pan de cada día, una práctica habitual, que no es exclusiva de mi tierra, pero que allí, quizá por falta de otros entretenimientos y aspiraciones, pues se da mucho. Me recuerdo de adolescente riéndome mucho y disfrutando de hablar y comentar cosas de los demás, con un pavo que no tiene nombre. Tras cerca de 20 años fuera, en los que me he relacionado con muchas personas creativas sobre todo, intelectuales o gente muy sencilla pero discreta, en los que he mamado otras formas de relaciones, de amistades, de almas gemelas. Tras recorrer el globo terráqueo y ver las alegrías pero también las miserias reales de algunas personas en el planeta tierra. Tras esto…yo ya no soy la que era, el chismoseo, el critiqueo, el comentar la vida del de al lado, el debatir sobre otra persona- normalmente no presente- se me hace una practica vomitiva, sucia, deleznable, terrorista, que nada tiene que ver con el concepto de amistad que he forjado en los últimos años, que ya nada tiene que ver conmigo. O quizá es simplemente que en lugar de hablar de la vecina del cuarto, ahora me da más punto hablar de como las auroras boreales se forman, o lo deslumbrante que es el salar de  Uyuni; y como no hay nadie que te entienda…ya todo te jode! Es sólo un ejemplo, como puede haber muchos otros, seguro que a cada uno de vosotros/as os ha chocado algo fuerte a nivel de valores al volver a casa. Las diferencias de opiniones son modificables, pero  los cambios de conciencia son caminos de NO retorno.

Ansiedad en el inmovilismo.

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«Como todas las drogas, viajar requiere un aumento constante de las dosis». John Dos Passos.

Tras estar viajando meses por un continente con la mochila a cuestas, el retorno a las comodidades del hogar se echan mucho de menos. Y entonces vuelvo, y pienso que qué bien saben los lugares familiares. Es como el descanso del guerrero, tras una batalla ardua. Tengo claro que el último viaje va a estar flotando en mi ser por el resto del año, pienso que me la voy a pasar  escribiendo en el blog y retocando las fotos. Pero al poco tiempo me empieza a invadir una ansiedad insoportable, el síndrome del culo inquieto se apodera de mi y no puedo parar hasta que saco otro billete de avión y veo la mochila lista para partir de nuevo. Ahí comienzo a respirar de nuevo. En la inmovilidad…estoy muerta.

El título de este blog viene de esta sensación que me hace ser una yonqui del movimiento, una drogadicta del conocimiento, una curiosa insaciable. Viajar es una maldición sin duda, una dulce maldición. También debo agradecer al genio Roman Polanski por dejarme hacerle un guiño, gracias al título de su película: «Danzad, danzad malditos»

Modificación radical de la conciencia del espacio/tiempo.

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«Pon tu mano sobre una estufa caliente durante un minuto y te parecerá una hora. Siéntate junto a una chica bonita durante una hora y te parece un minuto. Eso es la relatividad» Albert Einstein.

El mundo se hace mucho más pequeño, prácticamente todo está al alcance de la mano, y saltar de un continente a otro se reduce a un mero trámite aéreo. Como cuando eres pequeña y todo queda arriba. Luego creces y te das cuenta que el mueble del baño donde tienes el cepillo de dientes, y al que tenías que acceder de puntillas, ahora te queda por la cintura. Todo se reduce a ir creciendo…en todos los sentidos. El tiempo se relativiza igualmente. El otro día en facebook una conocida se quejaba de cuanto tardaba el tren AVE entre Sevilla y Madrid y que desesperante que era… Yo le recomendé que se llevara un buen libro y disfrutara del trayecto. Una tercera persona me respondió en tono irónico que me llevara yo el Quijote…A lo que yo le respondí que, sin duda, prefería mucho más a García Marquez. Pobres aquellas personas que no sepan, no sólo disfrutar un buen libro, sino darle al tiempo y a las esperas un lugar apacible en sus vidas, porque la vida es sólo eso…tiempo, cuestión de tiempo. Los viajeros solemos disfrutar de los tiempos de espera, y no sentirlos como pérdidas sino como ganancias. Cuando tengo un retraso en mi vida ( aeropuertos, trenes, colas de papeleo, retrasos de mis clientes en Berlin, vuelos cancelados, etc…) siempre tengo un libro a mano y no me suelo poner nerviosa como la gran mayoría, al contrario agradezco el regalo de ese paréntesis.

Este artículo no pretende ni exaltar las grandes virtudes del viajar, ni acojonaos de tal manera que no penséis nunca en saltar de la pecera. No quiero vender ninguna moto ni quitaos ningún pedal, tan sólo expresaos como me siento, que estoy segura es la sensación de muchas personas afectadas por el síndrome del viajero maldito 😉

  • Todas las fotografías de este artículo son del genial fotógrafo Joel Robinson.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

Viajad Viajad malditos!

Sonsoles Lozano.

 

4 comments Add yours
    1. Gracias!! Pues mira, que esa zona no es la que más explorada tengo, pero está en la lista ya sin duda!te seguiré las aventuras! 😉
      Abrazos viajeros!

  1. Muy buen post, felicitaciones! Retratas muy bien esa sensación de ansiedad viajera que sólo sentimos quienes tenemos la capacidad de dejar el apego de lado y lanzarnos a experimentar el mundo. Saludos desde Chile

    1. Muchas gracias Erik. Que bueno es sentirse acompañad@ en esa sensación. Por cierto chileno…que ganas de volver y comerme una paila marina…cachai po!?Me encanta Chile! Un abrazo viajero!

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