Cañon del Colca en Peru_Oasis de Sangalle, Cabanaconde y las mulas Francisca y Soraya.

Esta es la última crónica sobre el Cañon del Colca en Perú. La última etapa de este viaje estuvo marcada por el relax total en el Oasis de Sangalle, y la subida «sorpresa» a Cabanaconde.

Salimos de la Posada Roy cargando en la mochila dos aguacates extras, del tamaño de una chirimoya gorda, regalo de la casa. Nos dirigíamos a la última etapa del cañón del Colca: el Oasis de Sangalle.

– «Sube hasta el siguiente pueblo, vuelve a bajar al río, sube de nuevo, en la desviación de caminos coge el de la derecha, sigue recto y cuando veáis el oasis empezad a bajar hasta el río de nuevo, luego tendréis que subir un poco de nuevo…» ¡Vamos, un gustazo para los gemelos!

Más polvo, más techos de uralita que en la lejanía parecían ser mini naves industriales pero que finalmente eran casas, y una búsqueda infructuosa de un cacho de queso para acompañar el aguacate.

Cosñirhua_ Pueblos de uralita y adobe.

Uno de los campanarios mas bonitos que he visto nunca: de adobe tosco, artesanal y creo que sin campana.

Tras pasar el «pueblo» de Cosñirhua, tuve un momento de pánico real. Nuestro camino se estrechó y  debíamos cruzar un pequeño paso de suelo muy arenoso, con un torrente de arena que resbalaba por la derecha como la lava de un volcá, y a la izquierda la misma lengua de tierra que caía al abismo. El truco era pasar deprisa y pisando fuerte para hincar el pie en la arena y que el riesgo de resbalar fuese menor. E iba convencida hasta que, ¡oh error!, miré a la izquierda. El poder del infinito a mis pies me hizo desintegrarme por dentro y dar media vuelta inmediatamente.

No puedo, no puedo, no puedo.

Natalia se volvió a cogerme la mochila y que fuese menos cargada, y por tanto más estable, pero a mi verla pasearse por el caminillo aquel con tanta soltura me puso más nerviosa aun. Ya la veía despeñada, así que le dije que se quedara quieta. Solo necesitaba unos minutos para respirar profundo y recuperar la calma, y sobre todo la determinación.

Cuando hablamos del poder de la mente y que las cosas se consiguen con ella…no hay mejor que momentos como este para darse cuenta de tan poderoso herramienta.

Yo puedo, yo puedo, yo puedo.

Sin mirar atrás, y sobre todo en reto conmigo misma, fijé la mirada a donde estaba Natalia al otro lado del camino, y sin titubear crucé rápido. ¡Lo logré!

Me acordé de la historia novelesca que nos contaron sobre Ciro, un chico que se despeñó…o su novia lo despeñó, cuyo cadáver fue encontrado al fondo del cañón en raras circunstancias, un caso sin resolver. De ahí surgió la gran frase entre Nats y yo: «En el Colca te encontraré». Pues un poco más y me encuentro allí yo solita, sin novia vengativa ni nada.

Por cierto que Ciro tiene telenovela propia, se llama «Ciro, el ángel del Colca». Ya nos advirtieron que venía película, pero ha terminado derivando en telenovela al más puro estilo peruano.

Ahora tocaba bajar, al fondo otra cancha de fútbol.

El Oasis de Sangalle

Al ir bajando por la última ladera en el fondo del cañón, se empezó a dibujar una mancha verde que al  acercarnos se fue haciendo más y más grande: ¡el oasis!.  Oasis con palmeras, piscinas, árboles de frutas y toda la pesca. Todos los oasis que he visto, en Egipto y Marruecos, estaban donde tocaba: en un desierto, pero este en el culo de un cañón de una profundidad rondando los 4000 mtr, fue bastante sorprendente.

Al fondo el Oasis. No puedo explicar que sensación tan placentera es la visión de ese azul esperándonos tras tanto y tanto polvo.

Y llegamos al río, y como siempre hay un puente que cruzar, y como siempre queda el último trecho, más duro que ninguno, que subir.

Y por fin el paraíso…un baño y una relax muy merecido. Eso sí, mis gemelos llegaron totalmente destrozados. Nunca, nunca, nunca he sentido tanto dolor de músculos montados.

Los grandes pequeños placeres de la vida.

Fábrica de «ladrillos» de adobe en las inmediaciones. Adobe es el material estrella de todas las construcciones aquí.

Allí coincidimos con Gaelle y Miriam, dos chicas muy simpáticas de las que no os hablaré en este momento, ya que volveríamos a coincidir con ella mas adelante y haríamos parte del viaje juntas.  También conocimos a David y Bea,»Ken y Barby trekking», una pareja fantástica, guapísimos y extra simpática que se han embarcado en una aventura alrededor del mundo durante un año entero, viaje que podéis seguir en su blog, luego os enseño una foto y os hablo un poco más de como acceder a su aventura.

Decidimos quedarnos una segunda noche porque, ¿quien se resiste a una desayuno, paisaje y regalo así?.

Los «barby trekkins» se fueron la noche anterior, personalmente me dio penilla que se fueran porque tenían una buena energía espectacular. La energía del viajero.

Desayuno al Colca.

Y llegó la hora de subir de vuelta aquellos 4000mtr…y yo miraba para arriba y sabía que si había que subir se subía, y si había que llegar, se llegaba. Y yo miraba para arriba…

Pero en una esquina había unas mulas estupendas con trazas de subir y bajar la montaña cada día, con soltura.

Y yo miraba a la cumbre y a las mulas de forma intercalada, y ya os podéis imaginar en que estaba pensando. Soraya y Francisca fue un capricho que volveríamos a pegarnos una y mil veces.

Si con el gorro ya era la prima de Juan Valdés, ¡solo me faltaba la mula!.

Nats con Francisca.

Caravana de mulas.

Menudo pique tenían las mulas. Soraya que no le gustaba nada que la dejaran atrás, le pegaba mordiscos a Francisca en las patas traseras y aprovechaba para adelantarla cual kamikaze. Al principio no veas que vértigo, porque en estos rifirafes de comadres muleras, se acercaban demasiado al borde y por tanto al precipicio. Y no os penseis que no habiamos tenido nuestra ración diaria de cuentos de gente despeñada en mula. Muy alentador todo.  Al cabo de media hora ya no había miedo ninguno.

Llegamos a la cumbre en menos de 2 horas y se hizo la luz.

Cabanaconde es el pueblo que suministra de productos de primera necesidad a esa falda del cañón, por tanto las mulas van y vienen cargaditas. Por suerte para ellas, ya volvían a casa.

Desmontamos de nuestras corceles  y nos dirigimos a la Plaza del pueblo, donde debíamos tomar un bus para volver a la puerta del cañón del Colca: Chivay, donde habíamos dejado las mochilas grandes y donde tendríamos que arreglárnosla para seguir el camino hasta Cuzco.

Cabanaconde.

Iglesia de Cabanaconde.

Procuro llevar siempre un cargamento de chupa-chups y golosinas para los niños que me voy encontrando. Ver las caras de satisfacción de este tipo de niños abriendo el envoltorio, es algo que nunca tiene precio.

Y ¿Quienes aparecieron de nuevo en una terraza de Cabanaconde?, ¡Ken y Barby trekking!. Se habían quedado atrapados el día anterior en el pueblo, sin poder salir, por una falta total de organización por parte de su agencia peruana…¡un clásico!. Si queréis seguir las aventuras de David y Bea, que así se llaman en realidad, no tenéis mas que entrar en su blog 1 mundo por descubrir.

David y Bea de 1mundopordescubrir.

Y aquí termina la aventura en el Cañón o valle del Colca. A este ritmo, ¡a ver si llegamos a Machu Pichu!.

Datos de interés en el Cañon del Colca :

Alojamiento: «Las Palmeras» en Oasis de Sangalle_ La noche por persona son 15 soles, pero como nos quedamos 2 noches les rascamos algunos soles. Las comidas se pagan al día y aparte.

Transporte: Alquiler de mulas Oasis de Sangalle_Cabanaconde, ( 40 soles cada una).

Si te gustó, pues no to guardes en el saqueti, mejor compártelo maldito! 😉

*Viene de la entrada: Cañón del Colca II_ Cóndor andino y San Juán de Chucho.