Impresiones de una atea en el camino de Santiago frances

Lentamente comienza a penetrar en mi conciencia el sonido de una bolsa de plástico mientras se toca, se abre, se arruga y se cierra. Ahora rompe mi sueño una cremallera que se atranca, unos pasos que se arrastran y una puerta que se cierra. El pan nuestro de cada dia. Poco a poco comienzo a despertarme, miro el reloj, marca las cinco y media de la madrugada, es hora de levantarse.

Este mundo paralelo que es el Camino de Santiago frances comienza un nuevo día. Y lleva despertando así desde hace once siglos.

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Siluetas de bultos en las literas comienzan a removerse. En este albergue de Carrión de los Condes éramos como 40 en una sola habitación y todo el mundo coordina sus movimientos como un perfecto «tetris» humano. Se da la peregrinación a los baños, tras lo cual comienza el ritual diario de embadurnarse los pies en vaselina, para prevenir ampollas. Compruebo que llevo la credencial de peregrina, me cuelgo la mochila, me calo la gorra y salgo, aun soñolienta, al aire del amanecer.

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Amaneceres de Castilla.

Una de esas mañanas de Castilla, supe de donde provenía ese sonido como de castañuelas toscas, que cada día bien temprano despertaba mi curiosidad. En junio, alzando la vista hacia la torre de cualquier iglesia, podemos verlas ocupadas por enormes nidos de cigüeñas, que con su pico crotorean. El camino de Santiago me ha enseñado muchas cosas, entre ellas la palabra crotorar. Otra fue que a los jabalies le flipan las patatas, pero eso fue en Asturias,  más tarde, cuando salté del camino francés al primitivo. En Castilla tan solo había trigales de kilómetros, amapolas rojas, llanuras interminables, románico a tope y mucho mucho polvo.

Pronto me di cuenta que el camino está lleno de poetas del anarquismo, excéntricos alemanes, solitarios libertarios, corazones rotos, místicos energéticos….y de vez en cuando, gente que reza. Una mezcolanza que exige tolerancia, respeto, y mucho amor por lo divino y lo humano. Sentimientos que se encuentran con mucha facilidad, y que para mí ha sido el principal motivo de enganche al camino: esa atmósfera de libertad y cariño, tan difícil de encontrar en la vida real cotidiana. En el camino creí de nuevo en la humanidad, y por eso lo recomiendo como terapia para males de amores, para soledades irreparables y para decepciones existenciales. El camino de Santiago es un remedio mucho más efectivo y sanador que cualquier droga legal de farmacia.

Comencé mi camino de santiago frances, en Burgos, dispuesta a enfrentarme a ese «ancha es Castilla» que una no sabe lo que dice hasta que la recorre- la sufre- a lo ancho, y así lo hice hasta León. Junio ha resultado ser una época estupenda para hacer la aventura. Pasé por Hornillos del Camino, donde rescaté a Momo y Mima de la furia de una hospitalera en un mal día, Castrojeriz, donde un hospitalero me enamoró por unas horas, Fromista, donde una sueca me quitó la tontería del hospitalero y cuya iglesia invita al pecado más que a la oración, Carrión de los Condes, donde le canté una rumbita a las monjas agustinas de la parroquia de Santa María del Camino,  Calzadilla de la cuesta, Sahagún, donde vomité y tuve que tomar un tren por 12 kilómetros,  el Burgo Ranero donde tuve la sensación de tener ya familia de camino, y la certeza de que a esas alturas me comenzaban a invadir ideas «peregrinas».

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Tony y Conchi, los jubilados de Valencia, y enamorados del camino- 5 veces lo han recorrido en su vida- ya han salido, juntitos de la mano y con ese ritmo constante que los hace ser unos campeones.Ellos disfrutan del camino, son peregrinos saboreando, no medallistas olímpicos, pero al final siempre llegan de los primeros.

Benito, el israelita católico que se plantea hacerse cura, duerme aun en la litera junto a Roney, un chico joven y tímido que dan ganas de abrazar todo el rato. Son los últimos que salen y aun encuentran sitio para entonar cánticos místicos entre alguna arboleda. Siendo lo más opuesto que se pueda ser en este mundo, entre Benito y yo surgió una gran simpatía y cariño.Lo escuché tocar la guitarra y le dije que se dejara de ostias- nunca mejor dicho- que él era una estrella del Rock and Roll, me contestó que bien podía ser las dos cosas. Y si, por que no?. Otra cosa que enseña el camino: Un israelita aspirante a cura y una atea tatuada se pueden llegar a querer y entender. 

Y el grupo de las chicas de Madrid, tan estupendas ellas, que en tan sólo una semana de camino, nos dejaron marcados a muchos. La enorme sonrisa de Lola y la bondad inmensa de Paloma, son alimentos para un alma. Eso si, las chicas iban de «ladies» por la vida caminera. Ellas no se quedaban en los albergues municipales- no, no, no- y las mochilas las mandaban de etapa a etapa con el  elcaminoconcorreos. Lo que no fue ningún impedimento para que las sintiéramos como unas auténticas peregrinas, porque aunque llegaran más tarde – las ladies no se mataban madrugando, no te vayas a creer- ellas estaban siempre presente con su alegría, su open mind y todo su buen rollo.

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En el camino francés es donde está el jaleo a granel,  allí coincidí con muchos que venían desde San Joan Pied de Port, y que a esas alturas, habían pasado por alguna que otra crisis de ampolla y de ansiedad. No era el caso de Momo y Mima, una pareja de coreanos que iban por el camino como levitando de felicidad. No era para menos, estaban en el camino de Santiago de luna de miel! Había que amarlos, no solo porque eran super monos como sacados de un manga amable, sino por ese amor puro, forjado con el NO sexo de los albergues multitudinarios. Definitivamente, había que amarlos.  Y Paula, una gallega afincada en Barcelona que podía hacerse durante días seguidos como 40 kilómetros cada día, me enseñó dos cosas: que un día de amistad en el camino equivale a un año en la vida real, y que en el camino a veces hay que huir.

camino-de-santiago-camino-frances-peregrinos-sonsoles-lozanoMomo y Mima.

Lo primero lo entendí desde el primer día, efectivamente las relaciones se sienten muy cercanas desde el primer momento. Por el sólo hecho de coincidir en el Camino de Santiago, reconocí en todas esas personas algo muy potente que tenían en común conmigo. Y no tiene nada que ver con las creencias, con el ser creyente o no serlo, con considerarse más espiritual o menos, o si los motivos que te mueven son puramente deportivos o culturales. Es que cuando ya comienzas una conversación con una persona, en el lavadero del albergue, mientras lavas con tus manos tus bragas, y la otra persona sus calzoncillos…admitámoslo, nos hemos saltado el protocolo de un solo salto gigante, estamos en otro nivel. Comenzamos a relacionarnos desde otro lugar, puramente humano y os aseguro que mola mucho. A partir de ahí solo se puede volar…o, como dice Paula, huir.

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Con Paula y Kyong.

Terminamos huyendo de un tipo italiano que llamamos Vincensco – entre Francesco y Vinzenzo- porque con ese afán de armar rebaño que tenía, nos estaba terminando por organizar la vida a todos: en que pueblo íbamos a dormir, en el albergue que YA nos había reservado a un grupo elegido por él, donde y lo que íbamos a cenar, etc…Y era simpático el tipo, no digo que no, pero mandar todo el rato a gente que no conoces ni de una semana y que, por propia decisión, ha venido sola al camino, pues es raro. Por mucho que, según los cálculos de Paula eso equivaldría a 7 años de relación, la situación era insostenible, encima andaba enamorado de Kyong, una coreana que solo iba con europeos y a la que adoro. Una buena mañana, el comando Paula, Kyong y Son huyó en una carrera de 39 kilómetros, dejando atrás a Vincesco a la altura del Burgo Ranero, en una etapa trepidante.

Cada uno lleva su propio camino de Santiago, y aunque los pies digan una cosa, tu corazón comienza a imprimir su propio ritmo emocional. En el momento en que te adelantes o te retrases unas etapas, puedes perder de vista a tu familia caminera para siempre, así que en muchas ocasiones me vi haciendo más kilómetros de lo que hubiese querido con tal de coincidir con mi gente en un determinado lugar.  Las guías de viaje y webs de internet nos proponen etapas, pero eeeeyyyy , no son dogmas de fe!, y en el camino de Santiago cada uno puede llevar el ritmo que le de la gana, sobre todo en el camino francés donde los servicios: albergues, bares, etc…están por doquier. Sigue tu instinto, escucha a tu cuerpo, si un día quieres hacer 40 kilómetros y al siguiente 10km, está bien, no hay nada que demostrar, pero mucho que disfrutar. Otro aprendizaje del camino: encontrar el balance entre el ritmo de tus piernas, tu cabeza y tu corazón.

 

Al llegar a León y tras marcarnos unas cecinas y buenas tapas en el Barrio húmedo, me despedí de mi familia del Camino francés, para tomar un tren hasta Oviedo y comenzar allí el camino primitivo. Necesitaba frescor, verde, pero durante mi primera noche en Oviedo me dio un bajoncillo emocional porque echaba de menos a mis amigos – de 1 semana- del camino francés. Los sentía muy cercanos y fue como una escisión- voluntaria- super brusca. Que en el camino se hace familia, es una verdad como un templo.No ayudó que el albergue municipal de Oviedo tuviese un tono de seminario carcelario, de pasillos anchos tipo hotel de «El resplandor», que metía mieu. Una nueva etapa me esperaba, de Oviedo a Santiago por el camino primitivo, y ya había planes de reencuentros en Mélide, famoso por su pulpo y por ser donde se vuelven a juntar de nuevo todas las sendas y todas las amistades.

Sonsoles Lozano.

Continua en Una atea en el camino primitivo, impresiones

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Buenos días, buenas tardes, buenas noches.

Viajad Viajad malditos.

 

 

21 comments Add yours
  1. Muy buena la interpretación de tu camino como yo denomine el mío muchas gracias por recordarme los buenos ratos y amigos de mí camino

  2. Es mi forma de hacer el Camino, como lo describes, me gusta pasar por los sitios mas remotos pero sobre todo el contacto con la gente, sitios donde cuesta continuar porque has encontrado personas con las que congenias y cuesta dejar atras, así es el Camino.

  3. No sabía que existía este recorrido y me dejaste con el corazón llenito. A ver si lo incluyo en mis planes de dominación mund–digo, de vacaciones, alguna vez 😀

  4. Hola buenísimo nosotros somos 12 amigos que haremos parte del camino en octubre gracias x compartir tu experiencia estamos super entusiasmados
    8 uruguayos
    2 argentinos
    2 vascos

    1. Hola Alicia. Gracias por tus palabras…menuda vasca que vais no? Pues disfrutad mucho, y si me permites un consejo, aunque vayáis juntos a los albergues y todo eso… intentad sacar ratitos para estar solos algunos ratos, porque el camino se disfruta y se exprime mucho más pasando tiempo en silencio y soledad 😉

      Buen camino!

  5. Lo de atea es un buen reclamo ¡Felicidades!: yo he picado.

    Me gustan las fotos.

    Yo sustituiría «¡viajad, malditos!» por «¡consume, imbécil!», por ejemplo. Maldito es adjetivo que debió ser adoptado por los traductores de películas allá a mediados del siglo XX (poco antes de que le pusieran el título a la película de Pollack), pero no es adecuado en este contexto, ni en casi ninguno, la verdad. Probablemente sea más adecuado en el español de América.

    1. Buenos dias Glo.

      Gracias por pasarte por el blog y apreciar las fotos. Respecto a tu opinión sobre el titulo del blog, te explicaré que para los viajer@s empedernidos como yo, viajar es una especie de maldición, de dulce maldición. De ahí su nombre. El contexto será váido dependiendo del concepto que lleve de fondo, y de la persona que lo eliga. No creo en leyes universales para todos. Lo que desde luego no vendría a colación en ningun caso en mi blog de viajes, seria el título Consume imbecil….la verdad no le encuentro el sentido…No es una tienda online. 😉

      Venga, buen domingo.

  6. Qué parecida a mi historia del año pasado.
    De SJPP llegué a Burgos, y a la mañana siguiente, sin planificación previa, me fui a Oviedo a comenzar el Primitivo.
    Tuve la misma sensación en el municipal de allí.
    Hermoso y real relato.

    1. Que bonito es saberse que se tienen por ahi personaonitas que saborean las mismas sensaciones! 😉

      Mil gracias por pasar, por leerlo y por tu comentario! <3

      Buenos caminos!

  7. Que hermoso miras hacia adentro cuando tus pies andan por el Camino…ahhh, lo recorrí con tu narración y regresò a mi la emociòn de aquellos dias, por el Camino Francès en el 2009 y el Camino Portugues en el 2011. Me enamorò la gente, tambien las flores, los olores, las vaquitas y su «muuuu», los duraznos, la tierra abonada y hasta el polvo en mis botines, los manjares que ofrecen los habitantes gallegos, todo lo ancho y largo del recorrido. Mi camara capto poco, yo grabè en mi alma un inmenso colorido de sensaciones. Gracias por vuestra hospitalidad querida España. Soy de Venezuela y volvere allí algun dia…quiero. Buen Camino!!!

    1. Me encantó «las vaquitas y su “muuuu”» . jajaja. Muy tierno, si señora.

      Pues aquí tiene su casa también. Me alegro que llevarás esa bonita impresión, no solo del camino, sino también de mi tierra.

      Un saludo!

    2. Me encantó «las vaquitas y su “muuuu”» . jajaja. Muy tierno, si señora.

      Pues aquí tiene su casa también. Me alegro que llevarás esa bonita impresión, no solo del camino, sino también de mi tierra.

      Un saludo!

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