A la vuelta_Sueño de un viaje por España.

Muchos sabéis que ando por Islandia hace un par de meses, también que mi campamento base está Berlín donde realizo mis tours en Berlín con Son Tours. Pero anoche pensé tanto tanto tanto en el viaje que me apetecería hacer, que incluso parte de mis sueños transcurrieron por algunos parajes y caras conocidas. Tal es el poder de los deseos que se concentran en el  inconsciente. Y el lugar donde quiero realizar este viaje, es el lugar donde irremediablemente acabo volviendo, el de mi nacimiento, en este caso España.

A la vuelta de esta aventura quiero sacar tiempo para recorrer mejor muchas zonas en las que nunca estuve, zonas en las que estuve pero se merecen una segunda vuelta y lugares donde posiblemente nunca iría si no fuese porque tengo personas allí que ya inundan mi corazón, esperando un reencuentro.

Me gustaría aterrizar en Madrid con un propósito muy claro, reencontrarme con un grupo de seres humanos a los que encontré en Berlín como clientes, y he seguido teniendo contacto con ellos casi como espíritus gemelos. Formas de mirar el mundo que merecen ser revisitadas y compartidas, frente a una buena copa de vino o cerveza y unas tapas españolas, ese invento culinario que no tiene rival en el mundo. Sara, Juan, Ato y Saul, no creáis que os habeis librado de una visita mía tan facilmente.

Almas que se encuentran en Berlín.

Y de ahí seguir explorando ese centro español que a muchos nos resulta tan desconocido como, de repente, curiosón.  De pequeña recuerdo haber estado con mis padres en Zaragoza, ya que unos muy buenos amigos suyos son de allí. Tengo una foto vestida de baturra un día de la virgen del Pilar, yo tendría como 9 años y no entendía «ni jota», pero siendo Andaluza, cualquier muestra de folklor extremo es facilmente digerible.  En esta ocasión , y gracias a las preciosas fotos de un amigo que terminaron de convencerme, lo que realmente me apetece es un poquito de turismo rural en Zaragoza.  Aunque admito que soy bastante crítica en cuanto a la religión y como ha influido en la historia, si de algo me enorgullece España, junto a su gastronomía, es del patrimonio cultural, que incluyen iglesias, monasterios y catedrales a cascoporro. Lo de visitar templos tailandeses en Asia o maravillas incaicas en Perú es alucinante, pero no olvidemos que en la península Ibérica tenemos maravillas como la Al-Hambra, San Clemente de Tahull o el Monasterio de Piedra sin ir más lejos. ¿ Sabían que fue en este Monasterio donde se cocinó, por primera vez, el chocolate en Europa, recién traido de México? Pues así fue y por eso tiene un museo de este dulce para visitar en su interior…¡con lo chocolatera que yo soy!.

Zaragoza  cuenta con algunos parques naturales que son magníficos para viajes de fin de semana y algunas maravillas arquitectónicas del arte cisterciense que no me quiero perder.

Parque Natural del Monasterio de Piedra.

El Monasterio en sí.

Tras el paseito por su parque natural, sería una buena oportunidad para subir hasta Huesca y volver a recorrer un cañón en la Sierra de Guara. Hace como doce años pasé un verano entero allí haciendo barranquismo por muchos de sus cañones: la peonera, el gorgonchón, el Mascún, el Gorgas negras. Sin duda fue uno de las vacaciones más divertidas que recuerdo. Todo el mundo habla de los Pirineos, pero los llamados pre-Pirineos se merecen una visita, os lo recomiendo.

En Guara, cañoneo que te veo.

De ahí a la Rioja y tomarse unos buenos vinos es un salto, ¡digo yo!. Y en este punto del camino enfilaría mis pasos hacía Miranda del Ebro, donde una gran familia sé que me acogería con los brazos abiertos y un café de esa tierra, que tantas veces he disfrutado en Berlín. Jorge, su padre Richard, una suerte de Matias Alvear al que siempre le hemos tenido mucho cariño como personaje literario; y la madre, vasca también, como esa Carmen Elzagu , pilar base de la familia. Jorge, ha sido mi compañero de piso, de trabajo y amigo en Berlín. Él y su familia tienen un lugar muy grande en mi corazón, todo aquello que quepa en la expresión andaluza «gente wena, wena, wena gente de verdá, de corasón» ellos lo representan.

Lo mejor de todo es que esta familia no termina solo ahí…¡pues no hay tela que cortar!

Supongo que en este punto se me presentan dos vertientes bien diferentes y variadas, como es nuestro país «per se», diferente y variado.  O enfilo el camino de Santiago, hasta presentarme en el Albergue de Castro, situado en el camino primitivo, en Grandas de Salime, que fijate que casualidad, lo regenta Natalia, la mejor compañera de viajes que he podido tener en toda mi vida. ¿ Quien se puede resistir a ese pequeño, pero gran territorio, llamado Asturias? Yo desde luego nunca he podido, y menos a un buen puntito con sidra mientras se pasea por ese verde clorofila.

Albergue juvenil de Castro.

O me hago la urbana moderna un rato y aterrizo en Barna para visitar la exposición de fotografías de Jessica Lange en el Centro Santa Mónica, junto a mis queridos Ot y Silvia, y pasar una velada largamente esperada con dos grandes cinéfilos y lectores: Oscar y Meritxell.

Ese es el viaje que me gustaría hacer por mi país a la vuelta: cultura, arquitectura, naturaleza, aventuras, historia, arte, modernismo, gastronomía y amigos. Es en esta variedad que España posee por derecho y naturaleza, frente a la unidad irreal que muchos predican, donde yo me encuentro y me enorgullezco. Del bocata de calamares de la capital, al pasado monacal en el Monasterio de piedra, de las entrañas de la naturaleza en Huesca a la poesía histórica que contiene el camino de Santiago, de las riberas del Ebro al modernismo de Gaudí. Ese es el viaje que soñé.