El pasado lunes, 20 de abril, fue el cumpleaños de Aysa, uno de mis compañeros de trabajo en este lugar indefinido de la carretera Nº1, entre Borgarnes y Akureyri, que tiene nombre impronunciable: Hreðavatnsskáli. Otro día os escribiré y enseñaré bien este restaurante/hotel donde comencé como manager y seguí como humilde mortal por decisión propia. Aún no es momento de hablar, ya entenderéis porqué más adelante. 😉
Volvamos a Aysa, que es tan chulo que comparte cumpleaños con Hitler, pero a diferencia de este último, Aysa no le hace ascos a nada, come hamburguesas, no le gustan especialmente los perros y hubiese estado encantado siendo amigo de Ernst Röhm y los suyos. Así que coincidiendo con que era día libre para todos, nos fuimos de paseo en compañía de Jürg ( alias Vizcaino) y Laila ( alias lila), ambos apodados «Los Tolis». La historia de los apodos de estas criaturas va de la mano con la del lugar de trabajo, así que también habrá que esperar…y también lo entenderéis en su momento. ¡Aun me cuesta entenderlo a mí!.
Aysa dándolo todo.
Aysa, Tolis, mi palo y yo. En Barnafoss.
Así que vamos a lo que nos interesa aquí: Islandia y sus rincones. Nuestra primera parada fue el «pueblo» de Reykholt. Digo pueblo porque es como aquí le llaman a cualquier cosa: un conjunto de cuatro casas y una iglesia con su cementerio de rigor. El único mérito de Reykholt, y el motivo por el que aparece con un punto rojo en los mapas, es haber sido la tierra de Snorri Sturluson, escritor islandés de la mítica saga Edda prosaica. Imposible entender la cultura islandesa sin conocer esta obra maestra de la literatura nórdica. Su historia se pone intensa cuando se mete en política, y termina tarifando y siendo declarado traidor por noruegos e islandeses. Y es que el que quiere quedar bien con todo el mundo, al final no queda bien con nadie. Aparte que la política es muy traicionera, sino que se lo digan a Pablo Escobar. El drama llega a su fin cuando, tras su segundo matrimonio -siempre con mujeres ricas-, hombres mandados por Gissur Porvaldsson, lo asesinan en su casa de Reykholt en 1241. Sus últimas palabras fueron: ¡Por favor, no me cortéis la cabeza!, y no se la cortaron. Menos mal que no fue un personaje de Game of thrones, porque la hubiese llevado clara.
Iglesia y cementerio de Reykholt, donde está enterrado Snorri Sturluson.
«Snorralaug» o baño de Snorri.
Los baños de aguas termales son una constante en Islandia, y desde tiempos antiguos han sido el lugar de reunión con amigos, relajantes sesiones de spa, así como de discusiones políticas, religiosas y científicas. Nosotros tenemos nuestros bares y ellos tienen sus piscinitas.
En concreto, el «snorralaug», es considerada la estructura más antigua de Islandia, construida por el hombre. Las piedras del fondo son las originales del S.XIII, y la puerta de madera parece ser que comunica con su granja por un pasadizo. Esa misma granja, junto al baño, son considerados patrimonio histórico desde 1817 en la isla.
Luego seguimos hasta Barnafoss. Todo lo que termina en «foss» son cascadas, esta en concreto significa la cascada de los niños. En este punto y aprovechando que es Sant Jordi, me voy a permitir una micro poesía:
«Barna significa nens en islandès
amics catalans, jo no dic res.»
El nombre viene de una saga según la cual dos niños murieron al caer de un puente que atravesaba la cascada de lado a lado. Al parecer la madre destruyó ese puente para evitar que se repitiese la tragedia.
En un momento dado nos paramos al final de un camino por el que ya no se podía continuar camino de Husafell, pero el fuerte viento nos volvió a meter en el coche a los 5 minutos, aunque fue suficiente para que Aysa tuviese su momento «Señor de los anillos». 🙂
Mio, mi tesoro…
Paisaje lunar en Husafell.
Y por último, fuimos a Deildartunguhver, un manantial de aguas geotermales, que es el de mayor flujo en toda Europa. Aquí no puedes tomar un baño, a no ser que tengas un cuerpo capaz de resistir los 97º C.
Eso si, allí donde hay una actividad geotermal, hay un humo saliendo de las entrañas de la tierra, hay un ambiente que yo que sé, que qué se yo, hay un misticismo, hay un flow…
hay una foto molona
hay una pareja contemplativa
¡hay un pestazo a huevo podrido!
El azufre es lo que tiene, pero, sin duda, son los lugares que más me gustan de Islandia. Entre esa bruma, cualquier cosa puede pasar, desde que te salga Jhon Snow o Gollum, hasta un Jack Nicholson con un hacha.
Antes de volver a casa, paramos a comer en una estacion de servicio/ restaurante donde nos pusieron unos platos muy bonitos y bastante contundentes para ser Islandia.
¡Feliz cumpleaños Aysa!
Me despido con una foto de nuestros tolis favoritos.
Bueos días, buenas tardes, buenas noches.
¡Viajad, viajad malditos!
Datos de interés:
Como llegar: Desde Reyjkavic. En coche ( 1 hr, 30 min) aprox.
Tomar la carretera Nº1 hasta Borgarnes. Seguir por la misma vía, hasta un desvío a la derecha donde se enlaza con la Nº50. Ahí seguir las indicaciones hasta Reykholt. El resto d elugares están perfectamente indicados.