El día del eclipse del 20 de marzo del 2015 me tocó en Islandia, en día libre y cerca de la preciosa península de Snæfellsnes. Una conjugación cósmica de lo más acertada. No obstante, en una sola semana he asistido al espectáculo de las auroras boreales, he visto una estrella fugaz lentica ( repito: fugaz y lentica) y he visto el eclipse de sol en su máximo apogeo. No se puede decir que el cosmos no esté conmigo en estos días. Lo he titulado «la semana cósmica del corte islandés». 🙂
Chequeé la hora cumbre del eclipse, alrededor de las 9:30 am, así que salí de la zona de Grábrók sobre las seis de la mañana para llegar con tiempo e instalarme. Decidí verlo desde la Peninsula de Snæfellsnes, concretamente al pie del monte Kirkjufell, una montaña que por su forma me había llamado mucho la atención y tenía ganas de conocer. Lo que se dice matar dos pájartos de un tiro. 😉
Pocas sensaciones me gustan tanto como coger un volante y conducir sin pensar mientras la belleza me rodea, la luz de amanecer era preciosa, como siempre, pero quise verla mucho más especial esa mañana.
Camino de Snæfellsnes.
Kirkjufell recibiendo al sol.
Tenía unas gafas de sol baratunas que terminé rompiendo para poder unir los dos cristales, ya que no podía ver nada. Por un moemtno me frustré y pensaba que nos engañaron, peor no era más que la impaciencia. El eclipse, en todo su esplendor terminó por llegar, y bien que llegó.
A relaxing cup of te con leche esperando for eclipse.
En un momento la luz emèzó a cambiar, no de forma gradual, sino escalonada. La atmósfera empezó a oscurecerse, o más bien enrarecerse. La luz cambió su dominante cálida por una más lunar, y las gaviotas se pusieron a volar y a gritar como locas.
El eclipse que viene…
9.38 am. Momento total del eclipse.
Tras este momento me quedé aun interiorizando mis sensaciones. Sin gafas, mi visión natural era parecida a la de ttener unas gafas de sol puestas, pero sin tenerlas. me comí un sandwich, pegué un grito que me salió de las entrañas y se perdió en la inmensidad de la nada y del todo.P
Con mucha más celeridad de lo que speraba la luz fue volviendo a la «normalidad, si es que en este planeta llamado Islandia algo se puede calificar de normal.
Luego me puse en marcha, quise rodear en un paseo bello el Kirkjufell. Digamos que la mitad este es una playa, miesntras la mitad oeste la conforma un lago donde los reflejos de las montañas que lo rodean producen una visión casi onírica.
La «playa»
Una concha congelada. Realismo mágico.
Quizá la mayor aventura al andar por este paisaje es sortear los cientos de lenguas de nieve que, como riachuelos, bajan desde la montaña al mar. Al estar aun congelado, el caudal se escucha pero no se ve, y cada cruce de nieve entraña la posibilidad de poder caer con el pie en uno de estos riachuelos.No es nada profundo, por tanto no se puede hablar de peligroso, pero mojarte los pies a las 10 de la mañana es fastidiarte el día por completo, así que cual cabra montesa, mas cabra que montesa fui rodeando el monte.
La «senda» está señalizada con unos tubos verdes que indican el camino, aunque a veces este se pierde…¡y anda que no mola perderse!.
Reflejos.
Autorretrato.
Granja al pie del Kirkjufell.
A medida que andaba divisé una mujer con una carretilla de paja o estiercol bajando por la senda que desde lejos me saludó con la mano. Le di los buenos días y llamó a su nieto para que me tradujera ya que su inglés era muy rudimentario. Los islandeses que me he encontrado siempre tienen una sonrisa en la cara y ganas de charlar.
Abuela y nieto islandeses.
Jon, el nene, me invitó a subir a la granja a ver el barco que estaba construyendo y sucedió el siguiente diálogo.
– Do you want to see my boat?
– Yes, sure!
– Gonna be the Titanic. Do you know the film?
-Of course!, With Leonardo Di Caprio.
– Im better that him.
( Lo amé)
Titanic y el Di Caprio islandés.
Tomé mi coche, la furgo 4×4 de la empresa, que tengo el placer y suerte de poder usar en mis excursiones y seguí explorando este maravilloso cacho de tierra llamadala península de Snæfellsnes.
Mi bólido y al fondo la llamada bahía de Snæfellsnes.
Datos de interés:
Como llegar: Desde Reykjavic en auto, tomas la carretera Nº1 hasta Borgarnes. Y Desde Borgarnes la nº 54.
Buenos días.
Buenas tardes.
Buenas noches.
Viajad viajad malditos.
Sonsoles Lozano.
Qué buenos viajes que estás teniendo. Que hermoso instante el del eclipse.