Coronavirus: propuestas para esta situacion extraordinaria.

“Creo que deberíamos estar  muy agradecidos al virus, porque podría ser la razón por la que sobrevivamos como especie”

Una declaración chocante cuando en nuestro país el coronavirus ya se ha cobrado 329 vidas ( a fecha de hoy) y  se acaba de declarar el estado de alarma, cuya medida principal consiste en mantener a la población dentro de sus casas.

Li Eddelkor, famosa cazadora de tendencias holandesa, ha encabezado en los últimos años una cruzada a favor de la sostenibilidad en el mundo de la moda.
Cree firmemente que podemos salir de la crisis como seres humanos más conscientes. «Necesitamos encontrar nuevos valores, valores de experiencias simples, valores de amistad». «Podría cambiar el mundo para mejor», afirma.

Colegios, museos, eventos deportivos, religiosos  y culturales, así como bares, comercios, y en definitiva todo lugar y situación donde puedan congregarse grupos de personas, también se están cerrando por decreto o propia decisión.

La responsabilidad social e individual es fundamental en este momento y aunque quedarse en casa durante quince días seguidos encerrados por obligación a poca gente le apetece, hay varios aspectos que quizás aún no estamos considerando y que si aprovechamos bien, tomándolo como la experimentación de una situación extraordinaria, seguramente nos hará aprender, evolucionar y volvernos más conscientes como individuos y como especie. Las crisis siempre han sido grandes oportunidades, pues no perdamos este regalo para explorar otros caminos de ser y estar en el mundo.

Al fin y al cabo, a nuestros abuelos se les pidió que salieran de casa para ir a la guerra, a nosotros sólo se nos pide que nos quedemos en casa. No seamos quejicas.

 Parar, ralentizar, conectar.

Esta situación excepcional nos obliga a frenar radicalmente nuestro ritmo de vida. Sin poder salir de casa y tener limitados nuestros movimientos, quizás estemos sintiendo que “perdemos tiempo” y la ansiedad se apodere de nosotros. Estamos tan sumamente acelerados, que un frenazo de golpe resulta violento. Aprovechar esta oportunidad para retomar el tiempo de los acontecimientos y dejar de lado el del reloj, puede ser lo que estuviésemos necesitando y esta situación no sea más una llamada de atención en toda regla.
Prestar atención al momento presente, a los detalles. Dirigir nuestra interés a lo importante, centrarnos en lo prioritario y conectar con nuestro cuerpo y mente, es quizás lo que estábamos necesitando.

Toca repensar el tiempo, ese que nos ha sido devuelto de golpe y no sabemos ahora que hacer con él, porque solo sentimos que el tiempo invertido en producir es el que vale. Desdeñamos el tiempo que estamos inactivos, necesitamos “hacer” continuamente, cuando lo importante ahora es usarlo para “estar”.  Quizás descubramos que el tiempo empleado en conectar pausadamente con nosotros mismos y estrechar lazos con nuestros “compañeros de encierro” ( sea en casa con familia, pareja, así como las comunidades de vecinos), sea uno de los mejores invertidos en nuestra vida.

En su libro Elogio de la lentitud, Carl Honoré dice

«Creo que vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir. Nuestra cultura nos inculca el miedo a perder el tiempo, pero la paradoja es que la aceleración nos hace desperdiciar la vida.”

Por otra parte, y aunque pasamos el trance en la comodidad de nuestro hogares, nos vemos obligados a reducir nuestro consumo. El de comida se ha incrementado, y el de papel higiénico ¡ni de cuento!,  pero el de bienes totalmente superfluos e innecesarios ha caído radicalmente. Es un momentazo para adquirir conciencia sobre nuestros hábitos de consumo, sobre lo que es realmente «necesario»  y en definitiva, darle un espacio justo y sostenible al aspecto material de nuestras vidas.

Ser conscientes de que limpiar la atmósfera contaminada es más rápido y   de lo que imaginamos.

En tan sólo estos tres meses que desde China, lugar del origen del virus, se está luchando contra el coronavirus, las emisiones de dióxido carbono se han reducido perceptiblemente.

Los satélites observadores de contaminación de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), han detectado disminuciones significativas en el dióxido de nitrógeno (NO2) sobre China. Hay evidencia de que este cambio está relacionado, al menos en parte, con la desaceleración tras el brote del virus. Y no sólo en China. También en Italia, tras las medidas del gobierno, el aire se ha limpiado de forma considerable.

La medición de dióxido de nitrógeno (NO2) sobre China con un mes de diferencia.

La medición de dióxido de nitrógeno (NO2) en Italia con dos meses de diferencia.

Fábricas, tiendas y grandes complejos industriales han paralizado la producción. Las grandes aerolíneas han cancelado una gran cantidad de vuelos y las calles vacías son menos contaminantes.  En cuestión de un mes, ¡el cambio es sorprendente!

Si esta tendencia continúa, los analistas dicen que es posible que esto conduzca a la primera caída de las emisiones mundiales desde la crisis financiera del 2008-09. Y, lo que es mucho más importante, se espera que inspire cambios de comportamiento a largo plazo, especialmente en el mundo de los viajes y el turismo. Puede que sea el momento de una vez por todas de apostar por las energías renovables, revisar nuestros hábitos de consumo y viajar de forma responsable.

A diferencia de la respuesta al calentamiento global que en ningún caso fue firme, ha quedado demostrado cómo los líderes políticos y grandes corporativas pueden tomar medidas radicales de emergencia, siguiendo el consejo de los científicos, para proteger el bienestar humano cuando es necesario. ¡Y funciona!

Puede que después de todo, el coronavirus termine haciendo por el medio ambiente y la madre tierra mucho más que cualquier discurso de Greta Thunberg. De hecho, muchos nos aventuramos a interpretar el virus como una respuesta de la misma naturaleza (¡tan sabia ella!) a modo de tirón de orejas.

Valorar el sistema público de salud

Hace falta una situación límite como esta para que valoremos el sistema público de salud y a los profesionales que trabajan en ellos. El personal sanitario, así como la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP, se queja de la falta de camas, fruto de los recortes a la sanidad que el gobierno del PP aplicó en el año 2012. “En el año 2008 teníamos 2.100 camas más y 2.200 profesionales más. Esta situación la han provocado los recortes del Partido Popular madrileño desde hace 12 años”.

Una profesional del hospital madrileño de la Paz, comenta “Las mascarillas están bajo llave, no hay jabón desinfectante, por más que insistimos en que hay pruebas diagnósticas que no son urgentes y que suponen un riesgo [por ejemplo a pacientes mayores de 65 años con dolores musculares] nadie hace nada para pararlo, los pacientes acuden al hospital porque el teléfono que habilitó la comunidad no lo coge nadie durante horas…”.

Es en momentos como este que lemas como “ los recortes, matan” adquieren todo el sentido. Urgencias está desbordada, el personal totalmente agotado, faltan recursos humanos y materiales, medios tecnológicos y suministros básicos de mascarillas y respiradores.  El actual gobierno busca donde comprar material sanitario ante el desabastecimiento mundial y se están realizando nuevos contrato de personal. Aun así, vamos aprendiendo y haciendo sobre la marcha. Esta es una situación que se nos ha puesto por delante para que valoremos lo importante, sagrado e intocable que debe ser un buen sistema de salud que garantice a la ciudadanía una óptima atención sanitaria. También es un buen momento para valorar y agradecer a todos los profesionales de nuestra sanidad: médicos, enfermeros, ATS, conductores de ambulancias, etc…

De hecho, cada noche y de forma espontanea , los ciudadadanos de todas las ciudades españolas estamos dando un aplauso al aire desde los balcones para que estos enormes profesionales sepan cuanto estamos valorando su enorme labor.

Hay héroes que no llevan capa, ¡porque llevan bata!

Valorar la ciencia

Al igual que en la carrera por llegar a la luna, hoy día la comunidad científica está de lleno entregada a la búsqueda de la vacuna contra el virus. Hace apenas unos días, Israel anunció que podría tener un prototipo de vacuna en 90 días, y la compañía canadiense llamada Medicago, señaló que produjo una vacuna después de 20 días de recibir la secuencia genética del coronavirus. EEUU, China, Japón, Italia, Francia y Australia están volcados en la ciencia para encontrar la cura.

Recordar que la ciencia no es sólo una de los pilares básicos que sostienen una sociedad realmente civilizada, sino un motivo de garantía y seguridad ciudadana frente a epidemias y catástrofes de todo tipo.  Ojalá nos sirva para invertir más en la investigación científica, se comience a valorar la profesión y salgamos de la precariedad en la que  se encuentra en nuestro país.

 Poner fin al turismo de masas

Hace un tiempo que dentro del mundo del turismo y viajes, se habla de conceptos tales como “turismo responsable” o “turismo sostenible”, que intentan dar una respuesta al turismo masivo que lleva creciendo sin parar en los últimos años. El impacto medioambiental de este tipo de turismo es una verdadera catástrofe.  No hay más que ver que los cruceros, auténticos asesinos medioambientales, se han convertido en salas gigantes de contagio del virus. Eran carne de cañón.

No puedo negar que las imágenes que llegan estos días de ciudades y lugares emblemáticos como la Fontana di Trevi o Venezia totalmente vacías, resultan de lo más poético.  Parece que la ciudad estuviese por fin descansando tras una larga batalla. No los ciudadanos, sino la ciudad misma.  Al respirar, cada persona emite una determinada cantidad de CO2, que se convierte en una bomba de polución cuando se dan grandes concentraciones humanas.  Las avalanchas de turistas impactan en el entorno de forma negativa (fauna, flora, monumentos y personas nativas) y suelen demostrar poca motivación por la cultura y desarrollo locales.

Pero también es una desgracia la cantidad de puestos de trabajo que se han perdido de la noche a la mañana: agentes de viajes, guías, conductores, etc… La industria del turismo ( hoteles, transportes, actividades, etc…) es posiblemente la que más está sufriendo los efectos del virus a nivel global.

Quizás ahora sea el momento de una vez por todas de tomar en serio una forma de turismo realmente responsable y sostenible. Es una oportunidad para reinventarse y dejar atrás viejos patrones.

El teletrabajo es posible

Son muchos los países que desde hace años están abiertos a la posibilidad del teletrabajo, De hecho, ya cuentan con la infraestructura y la organización necesaria para que esta forma de trabajo se haya ido imponiendo poco a poco en ciertos territorios. En muchos casos, se traduce en mayor libertad y flexibilidad para los trabajadores y una menor inversión económica en oficinas físicas para los empresarios. No es el caso de España, que hasta este momento en que las empresas deben recurrir a lo que haga falta para mantenerse productivas, nuestra cultura ha permanecido bastante reticente a esta modalidad laboral.

Jefes y empresarios tienen  la oportunidad de repasar otras maneras de liderar un equipo y conducir una empresa del S. XXI. Por otra parte, esta puede ser una experiencia para aprender a desarrollar nuestra responsabilidad individual como trabajadores. Adaptarse o morir.

En Twitter ya se comparten hilos extensos con consejos para trabajar desde casa.

Volver a la solidaridad

En situaciones de emergencia, pánico e histeria, siempre surge un opuesto en forma de solidaridad. En España, empieza a destacar la solidaridad entre vecinos, que ofrecen su ayuda desinteresada para cubrir necesidades básica de las personas mayores que viven sola y no cuentan con red familiar. Numerosos portales amanecieron empapelados de anuncios con ofrecimientos solidarios. La solidaridad también se contagia, como el coronavirus.

También son muchos jóvenes los que se han ofrecido a cuidar y entretener a los niños sin colegio de manera gratuita mientras sus padres trabajan desde casa.

Se nos regala un momento propicio para sacar lo mejor de nosotros mismos. El coronavirus nos reta como sociedad. Es hora de recuperar la fraternidad y estrechar lazos con amigos, vecinos y también desconocidos, sin olvidar nunca a los más desprotegidos, que en este caso son nuestros mayores.

Emociona y da mucha risa ver a comunidades enteras de vecinos organizando actividades conjuntas de balcón a balcón. Vecinos que posiblemente han pasado años sin saludarse si quiera, ahora  hacen gimnasia y juegan al bingo juntos. Por suerte o por desgracia, vivimos en un pais donde se le saca la puntilla a todo y cuando nos ponemos a darle la vuelta a una situación, somos únicos.
Yo me declaro fan incondicional de esta comunidad de vecinos de Mairena del Aljarafe ( Sevilla).

 

A nivel global, hoy tenemos la noticia que un contingente de especialistas chinos, médicos cubanos y toneladas de suministros llega a Italia. Es de suponer que el próximo país donde llegará esta oleada de ayuda será España.  La solidaridad entre países para superar un reto común

Como dijo Alejandro Magno: “Tras la conducta de cada uno depende el destino de todos.”

Aprender a vivir en la incertidumbre

Y de pronto, la realidad nos pone a prueba con una situación cuyo control no se encuentra en nuestras manos. Una pandemia nos hace “salir de la zona de confort” – un concepto muy de moda en los últimos tiempos- aun permaneciendo en casa. Tomarlo como un empujoncito para aprender de la incertidumbre puede ser muy enriquecedor. Se nos revela que la vida es un continuo cambio, un permanente movimiento, mientras que la seguridad se queda flaca; pasa a ser algo etéreo y frágil. Nos damos cuenta lo tremendamente vulnerables y pequeños que somos frente a la naturaleza. Pequeñas partículas en mitad de este universo que de pronto puede hacer con nosotros lo que quiera. Ya no existen certezas, sólo dudas.

Nos hemos visto forzados a quedarnos recluídos donde nos ha pillado y con quien nos ha pillado. Muchas parejas se han separado en cuarentena por miedo al contagio mutuo y, aunque no parece que sea una situación que tenga porque alargarse, la verdad es que el futuro es incierto. Echarse de menos también se ha impuesto nacionalmente, como el estado de alarma.  Otras parejas han decidio pasarlo juntas y quizás para ellos sea la primera prueba de fuego  para enfrentar el reto de la convivencia y conocerse en serio de una vez por todas. Y todo esto sin tiempo apenas para pensar, de golpe y porrazo. Las familias ya formadas, tendrán que reinventar la manera de pasar tanto tiempo juntos en casa, afrontar juntos esta situación y exprimirla para salir reforzados de la experiencia. Los hijos con padres mayores tendremos que estar más pendientes ahora que nunca al cuidado y protección de ellos, porque son el colectivo más vulnerable. Paciencia, empatía, comprensión y tacto.

Incertidumbre laboral, emocional y social. Es demasiado todo de golpe, pero es así por algo. Todo lo que viene, ¡conviene!

Es momento de aprender a lidiar con nuestros miedos que vienen siempre dados por la calidad de nuestros pensamientos. Gestionar la incertidumbre es uno de los ejercicios de aprendizaje personal más potentes que existen, aprovechemos.

Creatividad a tope

Tengo una amiga que en dos días de encierro, se ha pintado un cuadro precioso. Otra pareja de amigos anda customizando la casa para hacer una especie de parque de atracciones caseros para los niños: un tobogan en la escalera, salón de bolas, etc…

Muchos artistas españoles están haciendo directos de su música vía Instagram, una propuesta de Rozalen. Festivales como el Cuarentena Fest y el Yomequedoencasa Festival ya están marcha. Salen artículos de emergencia con ideas creativas para que los niños sin cole se entretengan en casa . En Italia hemos visto cantantes de ópera en los balcones y en España hasta un DJ montó en su balcón el VirusFestival para todo el vecindario.

Los valencianos han renunciado a sus fallas, pero lo celebran desde casa, y ya llegan videos de Jerez de la Frontera con los vecinos bailando sevillanas en las ventanas.  Anteriormente ya nombré la comunidad que hace gimnasia y juega al bingo. Esta por ejemplo, juega a «veo veo».

Y aun no ha llegado las fechas de la Semana Santa sevillana…No me quiero ni imaginar lo que se viene y ya me está dando la risa.

No olvidemos esa forma de humor propia de la era tecnológica, que es el memé y el video. Tan sólo con el tema del papel higíenico podríamos ocupar horas viendo videos y memés de humor de lo más ingeniosos. El tema «pasear» al perro se configura como otro Leitmotiv, lo estoy viendo.

Creatividad para sobrellevar – ¡incluso disfrutar!- este trance en pareja, en familia, con los hijos,  o con uno mismo en soledad para no volverse loco. La creatividad es una arma contra el aburrimiento, una celestina de parejas y un potente elixir para la salud mental. ¡Aprovéchala!

«La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ’superado’»

Albert Einstein

Valorar un abrazo

Ahora que tenemos vetado el más mínimo contacto físico: ni besos, ni abrazos, ni caricias, es cuando nos damos cuenta el gran significado de estos gestos que muchas veces damos por sentado y protocolarios. La frialdad es palpable en esa distancia  física entre humanos;  y un abrazo largo y pausado, ese que se da a amigos, familiares y parejas como una de las más grandes muestra de amor y cariño, se valora como uno de los bienes más preciados. Aun no sabemos si este virus ha venido a decirnos simplemente: «cuando me vaya, prometedme que os vais a abrazar más».

Yo desde luego si que pienso hacerlo. 🙂

Sonsoles Lozano.

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