Historia de los viajes en varios capítulos y medio. Placer y diversión. II

Viene de la primera parte: Historia de los viajes . Orígenes. I

El Grand Tour: Viajes Educativos

Aristócratas en Italia. Pompeo Batoni.

Veiamos anteriormente, en esta historia de los viajes , como el viajar forma parte intrínseca de la naturaleza del ser humano. Pero no siempre nos hemos movido por gusto, más bien por necesidad. Viajar, tal como lo conocemos y sentimos, hoy día, comienza en el S. XVIII. El primer ejemplo de “turismo de placer”, y en efecto de turismo experimental, lo podemos encontrar en los grandes tours de esta época, cuando jóvenes aristócratas- principalmente hombres británicos- eran enviados a Europa en busca de “cultura”. En aquellos tiempos, la idea de dejar el hogar de buena gana con el fin de viajar al extranjero por puro placer, era super original y, desde luego, mucho más que un pequeño experimento.

Estos grandes destinos turístico, eran exóticos en su momento. Para un británico, llegar a la ruidosa, pero también refinada Italia, era toda una experiencia cultural de hondo calado. También, Florencia y Venecia en Italia, algunas partes de Francia y España, fueron destinos estrella.

Viajaban, según costumbres de la época,acompañados por sus tutores, sino supervisados muy de cerca en todo momento.  Lo que se esperaba de estos jóvenes es que en el curso de sus viajes, es que adquirieran el manejo de diversos idiomas y habilidades diplomáticas, que desarrollasen buenos modales y dejarán en el pasado sus hábitos infantiles. Algo que veo dificil, si tenían un supervisor, secretario y babysiter todo el tiempo a su lado.

Pero lo que sucedía, más bien, es que dejaban algunos de sus malos hábitos en el pasado, pero adquirían otros nuevos, tales como beber, apostar el juegos de azar, dejar hijos dispersos por el continente y, en definitivamente, juntarse con lo mejorcito de cada casa. Vaya, cualquier que haya pasado un año sabático, haya hecho un viaje para solteros con su pandilla menores de 30, o haya pasado un verano en Ibiza, estará familiarizado con estos “conceptos”.

El pintor historiador Karel Van Mander, recomendaba a los jóvenes artistas: “Nuestro pintor debería poder visitar por amor al arte varias regiones del mundo antes de establecerse. Te animaría sin reservas a viajar, si no temiese que te perdieses por el camino equivocado.” También advertía… “Roma es la cabeza de las escuelas de pintura; pero es también por excelencia, la de los derrochadores e hijos pródigos”

Los más pudientes, realizaban el viaje con todo lujo y comodidades, lo que auitaba sentido a la experiencia de aprendizaje. Hay quienes recomendaban hacer las travesías andando o a caballo, y no  en los carruajes “dejen ese lujo para los ricos ignorantes que recorren el mundo cual maletas y que encerrados en sus coches, ven el país que atraviesan como una simple linterna mágica cuya portezuela sirve de marco” decía Pierre-Henri de Valenciennes

El primer crucero turístico del mundo

En 1536, se hizo el primer intento de combinar los nuevos transportes con un viaje de placer. El británico Richard Hore invitó a 30 aristócratas londinenses a disfrutar con él una excursión por entonces muy novedosa: el primer crucero turístico del mundo. La historia acabó mal,  ya que en el camino hacia el Nuevo Mundo, quedaron varados en la costas de Terranova. Las provisiones empezaron a escasear, y la situación se hizo insostenible hasta que terminaron por comerse unos a los otros .

Sin embargo, esta idea de viaje, comenzó una tendencia que dura hasta hoy día. De hecho, diría que es una tendencia a la alza y que , literalmente, okupa nuestros mares y océanos.

Viajes en el Siglo de las Luces.

Los viajes de este periodo reflejan las ideas más populares de la Ilustración o el Siglo de las luces, las cuales buscan explicar y probar, de manera racional y científica, lo que no entendemos de la naturaleza y el mundo. Su intención era disipar las nieblas de la ignorancia humana, mediante las luces del conocimiento.

Este tipo de viajes- o más bien de «filosofía de viajes», tiene su origen en varios nombres de sobras conocido: el capitán Thomas Cook ( 1728-79), quien se dirigió hacia los mares del sur, en nombre del colonialismo; y Charles Darwin ( 1809-1882), quien en nombre de la ciencia se embarcó en en el tour más ambicioso de “colección de souvenirs” de la historia de la humanidad.

La idea de ensanchar los horizontes intelectuales a través de la ciencia, empieza a casar con la idea de que los individuos podrían expandir sus propias vidas buscando nuevas experiencias en el hecho de viajar. La idea, del viaje, como una experiencia trascendental para nuestro desarrollo intelectual, encuentra claramente su origen en la Ilustración.

Otra figura clave de la época es Isaac Newton, creador de la física; el filósofo prusiano Immanuel Kant, quien acuñó el lema “Ten la valentía de usar tu propia inteligencia”; también Diderot y su famosa Enciclopedia.  El colapso total de todo el sistema de viejas creencias, se ve reflejado en varios golpes fundamentales a las viejas estructuras del poder. El ejemplo más conocido es la revolución francesa ( que acaba definitivamente con la monarquía en Francia. Fue en estos tiempos también , que  se inventó el sistema métrico y que se llevó a cabo un estudio más preciso del mapa del mundo. Los mapas se multiplicaron, respondiendo a la necesidad del colonialismo, de tener representado gráficamente sus fronteras y conquistas

Viajes y Romanticismo

Si durante el Siglo de las luces, viajar fue un medio de descubrimiento y búsqueda, para los románticos- movimiento que surgió parcialmente en oposición a la racionalidad de los ilustrados, los viajes eran más un medio de descubrimiento espiritual y, como defendía el filósofo Rousseau, “un camino de retorno a la naturaleza”.  Los poetas románticos Wordsworth y Coleridge, fueron de ese tipo de personas de su época que hacían largas caminatas porque sí y escalaban montañas, en nombre de los viajes y del arte.

La poesía de Wordsworth no se entiende sin los paisajes del “Distrito de los lagos” en el noroeste de Inglaterra. Y Coleridge se sentaba a escribir sus versos sistematicamente tras sus largas caminatas.

Flâneur

El adicto al opio, y genial escritor Thomas De Quincey, también fue un gran “paseante”, pero no amante de los paisajes ideales de la naturaleza, al contrario.  Él amaba el mundo secreto del Londres más sombrío. Una búsqueda que tiene más que ver con lo “sin rumbo” ni objetivo, más tarde defendido por los Situacionistas. La idea de pasear por puro placer, al igual que el de viajar porque sí, tuvo un gran empuje en este tiempo y en todo el continente. De hecho, en Francia, surge el término “flâneur” ( paseante), procedente de “ flânerie” que significa  pasear sin rumbo ni propósito concreto. A veces, se usaba en modo peyorativo para indicar “perder el tiempo. El paradigma del flaneur de su tiempo fue el poeta Charles Boudelaire, un paseante urbano, que en muchas ocasiones ni siquiera debe moverse de su propia ciudad para vivir la esencia espiritual y de descubrimiento que hay implícita en cualquier viaje.

Junto a estos artistas, que incorporaron el viajar dentro del arte- y viceversa- existían viajeros de clase media y alta, que pusieron de moda los viajes por temporadas a balnearios. La obra cumbre de la literatura que deja constancia de esta “vida de balnearios”, se recoge en “La montaña mágica” de Thomas Mann.

Revolución Industrial. Revolución viajera

La revolución industrial trajo fajos de dinero a las nacientes clases altas. Estos nuevos ricos tuvieron el mundo en sus manos- orientados por las guías Baedeker o Murray-, determinados a adquirir cultura y una mejora personal en todos los sentidos, o al menos dar esa impresión.

Con la revolución industrial, llegó el tren, el avión, el automóvil, y algo fundamental en los derechos de los trabajadores: las vacaciones pagadas. Este es, sin duda, el punto de inflexión en la historia, el momento en que los viajes de placer realmente despegaron. P&O Cruises- que fue fundada en este S.XIX y sigue funcionando hoy día- junto a los “carruajes-cama” de primera clase, se convirtieron en sinónimos de glamour y aventura.

De esta manera, el viaje se convirtió en una mercancía, una experiencia que se podía comprar. Nace el turismo como actividad, como negocio y como producto, tal como lo conocemos hoy día. Y, ¿quien fue el primero en ver las posibilidades y armarla a lo grande? Pues Mister Thomas Cook.

Diversión organizada

En 1841, Thomas Cook, organizó el primer paquete turístico ferroviario para 500 curiosos viajeros, llevándolos desde Leicester a Loughborough- a 20 millas de distancia ( 32 km).
El viaje lo completó con actividades: juegos organizados, té incluído y banda de música. La expedición fue de tal éxito, que Thomas de inspiró y vio la posibilidad de hacer del turismo, un negocio. Treinta años más tarde, organizó como actividad turística la primera vuelta al mundo ( en 222 días).

Próximo capítulo:

Vuelta de tuerca: Turismo experimental.

Sonsoles Lozano.
Viajad Viajad Malditos.

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